Te tengo en mis silencios
para llorarte a solas,
con los susurros guardados
en esa lluvia interna de los recuerdos,
donde no se marchitan
los besos dados con el alma.
Y tú caminas, por un cielo profundo
preñado de estrellas.
Le he dado a cada una
mis versos más sentidos.
He llorado por ti, esperando la aurora.
No dejaré que muera
todo lo que vivimos,
y todo lo que fuimos,
y cuando yo no esté,
te quedarán mis versos
que no vas a leer.
Te los llevará la brisa
a esa lejana estrella,
donde habitas tú.
A mi madre que nunca olvidaré.
Eva Ramona Martínez Martínez
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