"Dedicada a mi hija Alborada"
Qué beso tan dulce y tierno
me diste por la mañana.
Con ese pelo tan negro,
cayendo sobre la almohada.
Era mi niña pequeña,
que en mis brazos despertaba.
Y yo te abrazaba fuerte,
mientras el jardín miraba,
tan lleno de primavera,
almendros en flor,
rosas que se abren al alba.
Qué beso tan dulce y tierno
me diste por la mañana.
Y te miro a la cara...
de niña no queda nada.
Te has convertido en una mujer,
de la noche a la mañana.
Y te tengo en mis brazos,
como eterna primavera,
que no quieres que se vaya.
Eva Ramona Martínez Martínez
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