miércoles, 9 de octubre de 2013

He llorado por ti, esperando la aurora

Te tengo en mis silencios
para llorarte a solas,
con los susurros guardados
en esa lluvia interna de los recuerdos,
donde no se marchitan
los besos dados con el alma.
Y tú caminas, por un cielo profundo
preñado de estrellas.
Le he dado a cada una
mis versos más sentidos.
He llorado por ti, esperando la aurora.
No dejaré que muera
todo lo que vivimos,
y todo lo que fuimos,
y cuando yo no esté,
te quedarán mis versos
que no vas a leer.
Te los llevará la brisa
a esa lejana estrella,
donde habitas tú.

A mi madre que nunca olvidaré.

Eva Ramona Martínez Martínez


A mi madre. Mi inspiración

En la penumbra de la noche,
por el acantilado de los sueños,
las palabras nacen del silencio 
y despiertan un suspiro
a la brisa enamorada.
Tú, que perfumas mi recuerdo
y desbordas mi alma.
Guardo tus besos
en forma de pétalos
que recojo cada primavera.
Naufrago y vuelvo a nacer.
Bordo con mi pelo tu nombre 
en los blancos encajes de las olas
que se anudan en mi pecho,
para florecer, convertidas en lágrimas
en el balcón de mis ojos.

Eva Ramona Martínez Martínez


Los versos cayeron en el mar

Era tu voz otra vez lo que yo sentía.
En mi isla frágil, donde la aurora se viste de lluvia,
donde baila el solsticio de verano.
Tu voz, tu misma voz única, 
que siempre se acercaba doblegándome el alma,
súbitamente estremecida.
La noche se puebla de estrellas,
de palabras y aguas remotas,
que esperan donde comienza el alba.
Sobre el silencio caen heridas mis palabras.
En su descenso mudo yo pronuncio, mar, olvido, muerte.
Como un chasquido caliente,
responde tu nombre con sabor a niebla.
Y los versos cayeron en el mar, 
como en los pastos el rocío.
Sentir tus noches inmensas,
ligeras y suaves,
como cataratas que fueron un día.

Eva Ramona Martínez Martínez


Invocando tu recuerdo

En las noches de San Juan,
me gusta acercarme al mar
para invocar tu recuerdo.
¿Cuántas noches mágicas
compartimos?
Caminando descalzas
por la blanca arena,
haciendo rituales de purificación,
saltando las hogueras,
quemando palabras escritas,
entregando al mar de flores y fruta.
Y tú estas ahora mar adentro.
Escuchando las voces perdidas.
Vestida de nácar y caracolas.
Mirando las doradas llamas
en la playa bulliciosa.
Viendo la luna llena
bañarse en los espejos del agua,
esperando el rocío de la madrugada,
para recoger las flores y deseos
que te entregan las olas.
Y yo camino descalza,
invocando tu recuerdo.

Eva Ramona Martínez Martínez



Como eterna primavera

"Dedicada a mi hija Alborada"

Qué beso tan dulce y tierno
me diste por la mañana.
Con ese pelo tan negro,
cayendo sobre la almohada.
Era mi niña pequeña, 
que en mis brazos despertaba.
Y yo te abrazaba fuerte,
mientras el jardín miraba,
tan lleno de primavera,
almendros en flor,
rosas que se abren al alba.
Qué beso tan dulce y tierno
me diste por la mañana.
Y te miro a la cara...
de niña no queda nada.
Te has convertido en una mujer, 
de la noche a la mañana.
Y te tengo en mis brazos, 
como eterna primavera,
que no quieres que se vaya.

Eva Ramona Martínez Martínez 


Amanecer

"Dedicada a mi hija Amanecer"

¡Déjame mirar tus ojos!

¡Déjame mirar tu alma!
Abre para mí tus sueños,
como se abre una ventana.
Para contemplar la luna, 
en esas noches plateadas.
Cuando las estrellas brillan,
con resplandores de nácar.
Déjame que yo te dé,
mi primera primavera.
Abrirme como una rosa,
con el rocío del alba.
Contemplar amaneceres,
después de noches plateadas.
Cogida de tu cintura,
totalmente enamorada.
Abre para mí tus sueños.
Abre para mí tu alma.

Eva Ramona Martínez Martínez



Pensamientos

Quisiera ser como el sol
que da vida a la vida
como el pájaro que vuela,
como la luz del día.

Quisiera ser la montaña,
que permanece altiva,
abrazada por las nubes,
acariciando la brisa.

Quisiera ser un jardín 
con mil flores silenciosas, 
con el perfume divino
sus calladas mariposas.

Quisiera ser río bravo,
con aguas tumultuosas,
con profundas cataratas,
con afiladas rocas.


Eva Ramona Martínez Martínez


La noche