En la penumbra de la noche,
por el acantilado de los sueños,
las palabras nacen del silencio
y despiertan un suspiro
a la brisa enamorada.
Tú, que perfumas mi recuerdo
y desbordas mi alma.
Guardo tus besos
en forma de pétalos
que recojo cada primavera.
Naufrago y vuelvo a nacer.
Bordo con mi pelo tu nombre
en los blancos encajes de las olas
que se anudan en mi pecho,
para florecer, convertidas en lágrimas
en el balcón de mis ojos.
Eva Ramona Martínez Martínez
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